4ª entrega de «Constructor a la fuga» o, ¿vale cualquiera para cualquier oficio?

Keep calm soy Aparejador

4ª semana del programa Constructor a la fuga en televisión, y 4º artículo que os traigo en referencia a lo que se vió y no se vió en el mismo #constructorZamora.

Hoy me gustaría hablar de cómo pienso personalmente que ve la sociedad a los técnicos en general, ya sean Arquitectos o Aparejadores, a la hora de tenerse que enfrentar con la búsqueda de uno o varios de ellos.

Una cosa que nos podemos encontrar es que un cliente piense que no valemos para nada más que para firmar un papel (porque así lo dicen las atribuciones), cuando nos dice tan tranquilo: «me han dicho en el Ayuntamiento que busque un Arquitecto para hacerme un merendero en la parcela. ¿Pero ese señor qué hace? Si yo ya he llamado al albañil para que me levante 4 paredes y un techo». Pues mire, le va a permitir a usted que cuando vaya a engancharse al agua y la luz, no tenga problema alguno porque su propiedad cumple la legalidad. Si nieva, no se le va a caer el tejado, porque se ha tenido en cuenta este factor meteorológico. Si llueve, no le entrará agua por los muros, porque habrá diseñado un sistema de drenaje perimetral que lo evite. Si… si… si…

Captura de #constructorGranada

Captura de #constructorZamora

En resumen, todas esas cosas, se supone que un buen albañil también te las resuelve tras su dilatada experiencia, haciendo y viendo todo tipo de obras. Y aún así, no es su función conocer qué ventanas son mejores o peores; qué altura hay que darle a la cornisa o qué hay que hacer para llevar un control de calidad y trazabilidad de alto tan importante como el hormigón que nos sirven en obra. Desgraciadamente, no todos son igual de buenos, ni igual de legales, ni igual de baratos, ni igual de sirvengüenzas; para muestra los impresentables que muestran en Constructor a la Fuga (ojo es TV y hay que tomar con hilos la información porque lo primordial es el espectáculo). No estaría mal hablar de vez en cuando de la gente que lo hace bien en la vida; pero es lo que tiene, que lo que vende son las calamidades y el morbo.

El programa de ayer fue similar a los tres anteriores, pero yo especialmente me fijé en algo que no me gustó un pelo: Un presentador/conductor haciendo títeres sobre un muro mientras arrancaba tejas y las arrojaba al patio, cuando se supone que es el que tiene que dar ejemplo. Os imagináis a mi tocayo Chicote sacando bandejas del horno sin guantes, haciendo sus necesidades en una esquina del comedor, o peinándose la «melena» mientras hace una paella para 500 comensales; no, ¿verdad? Para llevar y organizar una obra (y menos un programa de TV) no hacen falta títulos; hace falta tener sentido común. Y alguien que se pone en riesgo tontamente, espero lo haga porque desconoce a qué se enfrenta si se mete un castañazo durante la grabación.

Antonio3

Captura de #constructorZamora

A estas alturas de la película, si ya no nos esperamos que un día salga un director de obra en el programa, como para enseñarnos la patita un Coordinador de Seguridad (en fase de ejecución)…

Para quien no lo sepa, esta figura es obligatoria en toda obra de construcción donde vaya a trabajar más de una empresa; haya o no proyecto de obra; sea obra menor u obra mayor. Imaginad el típico caso del retejado en una comunidad de propietarios: un albañil desmonta y monta la nueva cubierta, pero durante los trabajos, subcontrata el proyectado con «Aislamientos Proyectados, S.L.» y la impermeabilización con «Todocauchos, S.L.». Nunca pasa nada, pero si pasara algo, la comunidad de propietarios tendría un grave problema por la responsabilidad derivada que le corresponde como Promotor.

Entiendo que la mayoría de las veces es por desconocimiento de todo esto. Creo que para cualquier habitante ibérico, le sería más fácil contactar de inicio con una persona que le haga lo siguiente:

  • Preparar la memoria o proyecto específico para solicitar la licencia de obras en el Ayuntamiento, y solicitarla directamente en nombre de su cliente.
  • Ayudar con la búsqueda de presupuestos al presidente de la comunidad o al administrador, comparando las distintas partidas con un criterio técnico que ni uno ni otro poseen por arte de magia.
  • Ayudar con la preparación del contrato final de prestación de servicios con la empresa que se adjudique.
  • Planificar, coordinar y gestionar los medios económicos y personales durante los trabajos; resolviendo los problemas que puedan surgir sobre la marcha.
  • Asumir la coordinación de seguridad y salud en fase de ejecución.
  • Medir la obra mes a mes para que lo que realmente se paga sea lo que se ejecuta, sin inflar partidas y sin olvidarnos de nada primordial.
  • Dar el visto bueno final a la reparación, una vez se tiene la certeza de que todo está correcto, y dejarlo por escrito como garantía.
  • Evitar que un cliente adelante dinero sin tener ni material, ni personas ni trabajo ejecutado en la obra, y el contratista avispado te haga un «Constructor a la fuga».

Y todo ello por una relación coste/valor muy pequeña. Hacer las cosas y no tener problemas, creo que es algo que nos gustaría a la mayoría de los mortales.

Pero ya sabemos, en España, nuestro tío nos ha alicatado la cocina; nuestro primo nos ha pintado la fachada y nuestro vecino nos ha cambiado la caldera. Porque en el oficio de la construcción en general, dejamos que cualquiera meta mano con total confianza en el preciado tesoro que es nuestro hogar. Pero cambiamos la pila del reloj en la joyería, llevamos a nuestra mascota a una perruquería y cuando nos duele algo vamos al médico; lo tenemos por buena costumbre, y no se nos ocurre ir a casa de nuestra madrina para que nos cure el esguince que nos hemos hecho jugando al fútbol con nuestros hijos.

Captura de #constructorGranada

Captura de #constructorZamora

Os invito a reflexionar. Queda abierta la zona de comentarios aquí abajo para que expreséis vuestra opinión, a favor o en contra de lo que os acabo de contar.

Hablando se entiende la gente.

Hasta el próximo 😀


Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License.

Anuncio publicitario

3ª entrega de «Constructor a la fuga» o #KeepCalmSoyAparejador

Keep calm soy Aparejador

Pues sí queridos amigos; eso mismo debieron pensar Marta y Julián cuando, el director de su banco, les recomendó al contratista sobre el que versa el 3er capítulo de Constructor a la Fuga (podéis verlo aquí: enlace de Atresplayer: Constructor a la fuga episodio III – #constructorValencia)

Porque todo el mundo tiene un «cuñao» que sabe de todo, y en los bancos hace años, además de «regalar» baterías de cocina, te recomendaban tranquilamente con qué constructor podías hacer la obra de tu futura casa. Nunca pasaba nada.

Es la realidad de cualquier empresario o profesional que se tercie; el boca a boca funciona, para bien y para mal. Pero claro, no estamos hablando de comprar un robot de cocina (que ya cuesta unos duros), si no de nada menos que invertir 250.000 €, en el caso concreto del programa #constructorValencia. Me niego a pensar que la gente valora gastarse semejante cantidad de dinero (su trabajo de media vida), únicamente preguntándole al director de su banco, al camarero del bar de abajo o a su prima que es comercial de una multinacional.

Las opiniones personales son muy válidas en un alto porcentaje. La experiencia es un grado. Pero en España, país de la picaresca por excelencia, del comisionista de tres al cuarto, hay opiniones que no son gratuitas para quien las ofrece a su círculo de amigos o de clientes. Y por lo tanto, hay que saber utilizar muy bien la información que pedimos, más aún cuando vamos a comprar una casa y encima hemos de hipotecarnos.

Anoche se vieron en el programa varias cosas; cosas que le van a servir a la población para que no caigan en el mismo error cuando se compran una casa vieja y quieren rehabilitarla.

  1. Pagar un precio muy alto por la propiedad. Entiendo que las cifras del programa pueden ser inventadas, pero si alguien paga 180.000 eurazos por una casa que hay que tirar casi por completo, se la han colado muy gorda (hablamos de que no estamos en la milla de oro). Cualquier inversor pregunta antes de soltar un céntimo para un negocio, por muy fructífero que parezca de inicio.
  2. No elegir al profesional/empresa adecuado para hacerte la reforma. Manolo y Benito eran «genios» dando gotelé, pero me apuesto un riñón a que tendríamos problemas con ellos si les encargásemos hacer un artesonado de madera en un castillo medieval. Un simple «pistola», un coordinador de gremios o el albañil de nuestro barrio, puede tener muy buenas referencias, pero yo no lo considero adecuado para rehabilitar integralmente una casa, estructuras incluidas. No digamos si aspiramos a poner unas instalaciones de climatización del siglo XXI.
    Captura del programa de La Sexta - #ConstructorValencia

    Captura del programa de La Sexta – #ConstructorValencia

    Ejemplo gráfico: Lo que se mostró ayer en el programa no era una patología en la madera por Termitas #nidelejos. Me inclino más por algo de Carcoma, que es la que podría hacer ruido al comerse la madera.

  3. Soltar los billetes por adelantado sin preguntar. O al menos eso pareció ayer que hicieron los protagonistas del desaguisado televisivo. Ya que te has gastado dinero en un proyecto y, suponemos, en una dirección de obra, utiliza los medios que has contratado. Si a mí como aparejador de una obra, me viene un propietario diciendo que el contratista le pide 50.000 € por adelantado, me pongo manos a la obra para buscar otro con menos pájaros en la cabeza. Ya puede haber moldeado el titanio del Guggenheim con sus propias manos, que un bosque está lleno de sombras en las que protegerse del sol.
  4. Endeudarte más de lo que tu capacidad económica te permite. Este punto es más difícil de conocer si uno no está puesto en el tema. Y a pesar de ello, a nuestros abuelos no les engañaban nunca con las cuentas; bastante hambre habían pasado la mayoría como para meterse donde sabían que no iban a poder llegar. Tampoco los bancos funcionaban igual que ahora, pero donde la banca pone un pie, hay negocio y eso nos cuesta dinero; sobre todo si no entendemos lo que firmamos.

Si analizo el programa como espectador, es mucho más entretenido en la parte de investigación para buscar al constructor a la fuga. Eugenia va tirando del hilo, hasta que logra dar con el «técnico» argentino que, para colmo, era Aparejador. Y es que está claro que ovejas negras hay en todos los rebaños.

El tal Cristian, una vez es descubierto, encima se quiere hacer la víctima porque le deben dinero. Y como gesto de buena fe, ofrece sus herramientas a los propietarios para que terminen ellos mismos el trabajo porque él ya no dispone de estructura para llevarlo a cabo… Menudo detalle amigo!

#ConstructorValencia Todo generoso ofreciéndoles sus herramientas podridas… pic.twitter.com/YhAZm9g69q

— Jou Mike (@JouMike) noviembre 24, 2015

Lógicamente, el programa llama a sus colaboradores habituales y al final, terminan convirtiendo una casa a medio construir en una fantástica vivienda con bonitos detalles de interiorismo. Porque en técnicos no dicen que se gasten el dinero, eso no vende entre la población. Pero una buena decoración queda estupenda en TV y casa muy bien con el marketing. Podéis ver el resultado del antes y el después en el enlace de este tweet:

Esto es lo que hay compañer@s. Y tiene pinta de seguir igual durante los capítulos de esta 1ª temporada. A ver si con suerte, hay continuación en una 2ª y la productora recapacita con el tema de la ausencia de técnicos y todo el tema legal obligatorio en la realidad de las obras de construcción. Desconozco si sería más o menos interesante, pero a mí personalmente, todo lo que se parece a la realidad, creo que es más enriquecedor. Porque en televisión, echan de todo y los telespectadores somos mayorcitos para diferenciar lo que nos aporta de lo que no.

¿Os ha gustado? Espero vuestros comentarios aquí y en las redes sociales.

Hasta la semana que viene corazones.

 


Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License.

2ª entrega de «Constructor a la fuga» o #LoBaratoSaleCaro

Imagen extraída de www.lasexta.com

Imagen extraída de http://www.lasexta.com

Vuelvo a la carga una semana después con una 2ª entrega, ya que me parece interesante aprovechar el tirón mediático del programa reality sobre reformas «Constructor a la Fuga» para poner en valor nuestra profesión: El Aparejador y todas sus variantes (Arquitecto Técnico, Ingeniero de la Edificación,…). Podéis ver el programa de ayer en este enlace de Atresplayer: Constructor a la fuga episodio II – #constructorGranada.

Ya comenté la semana pasada en el primer artículo sobre Constructor a la fuga, que como espectador el programa estuvo interesante, pero como profesional que lleva pisando obras 12 años, me faltó ver algunas figuras reales que aparecen como técnicos en toda obra nueva en nuestro país.

Echa un vistazo al Tweet de @MatencioM:

Keep calm soy Aparejadorhttps://twitter.com/MatencioM/status/350353906297094144?s=09

En esta ocasión, nos encontramos con una pareja de granadinos que está pensando en ampliar la familia, por lo que se animan a dar un cambio en la distribución de su piso. Como yo no soy interiorista, no voy a entrar en analizar algo con poca objetividad, así que os dejo directamente el enlace al artículo del estudio que realiza el trabajo para el programa, para que podáis ver el antes y el despuésPortobello Street – Programa 2 – Constructor a la fuga

¿Qué nos encontramos en #constructorGranada ?

Pues algo que desgraciadamente puede suceder en este tipo de obras menores: adelantamos un dinero al contratista para que acopie material, y desaparece del mapa como un sputnik. Quiero apuntar que se habla en el programa de 14.000 € de reforma total en un piso que se desmonta de arriba a abajo, tabiquería incluída. No sé en Granada, pero a mí esa cantidad me parece que no llega ni a la mitad de lo necesario para hacer las cosas en condiciones con unos estándares del siglo XXI.

Volvemos a lo de siempre: «lo barato sale caro»

No quiero generalizar con este tema, porque hay profesionales técnicos y contratistas que ofrecen precios económicos y son muy profesionales; como también existen caraduras a ambos lados de los respectivos gremios.

Si nos ponemos en la situación de un cliente que quiere reformar su piso, estoy seguro de que lo primero que desea es que todo salga a pedir de boca y no haya problema alguno. Pero si preguntamos a nuestros amigos y familiares cercanos, ¿quién no ha sufrido algún retraso, falta de seriedad, acabados inasumibles…, en una pequeña obra menor?

También es verdad que solemos acordarnos sólo de lo malo y esto es lo que sacamos a relucir en nuestros círculos. Cuando te compras un coche y te sale rana, estás todo el día maldiciendo sobre los problemas que te genera; pero si te sale estupendo, no vas promulgando lo bien que va y las satisfacciones que te produce cuando lo conduces.

No es garantía de éxito, pero sí ayuda mucho contar con un profesional independiente cuando vamos a hacer una reforma integral en una vivienda. Más si cabe cuando la inversión total supone unas cifras superiores a lo que viene ganando anualmente cualquier trabajador medio en nuestro país. Tengamos en cuenta que por un pequeño porcentace a mayores de lo previsto inicialmente, nos vamos a olvidar de imprevistos descontrolados; mediciones infladas o, directamente, de cosas que no se han hecho; errores estéticos en la definición de zonas críticas; inversiones innecesarias en elementos, pudiendo invertir esas cantidades en otras mejoras que nos merezcan más la pena (podría escribir una biblia con los beneficios).

Y lo más sangrante de esto para nuestro colectivo, es que gran parte de la población no sabe qué es un Aparejador exactamente (ni mi madre sabría explicarlo hoy si se lo preguntas), la de cosas que podemos hacer en el campo de la construcción o la consultoría, y lo útiles que podemos serle, poniendo un claro ejemplo, a una comunidad de propietarios como técnicos de cabecera. No me digáis que cualquiera al que le cuentes toda esta realidad, no va a terminar casi convencido de que llevas razón; aunque después contrate a otro que finalmente le caiga mejor.

Aparejador: persona que se busca la vida. Es una definición que me quedó grabada a fuego en la Escuela de Aparejadores de Madrid (año 1999) cuando la pronunció el primer día de clase el Profesor de Materiales I.

Por lo tanto, me reitero en lo que dije el otro día. Mientras luchamos para que nuestras cuotas colegiales sirvan también para que la profesión aparezca más en los medios, para bien a poder ser; todos y cada uno de los técnicos que leemos este y otros documentos parecidos, nos tenemos que liar la manta a la cabeza para vender nuestras habilidades al público que nos rodea. Porque podemos ser muy valiosos como el oro, pero si el minero no pica en la cueva para sacarlo a relucir, ahí se va a quedar para toda la eternidad.

Os animo a comentar aquí abajo vuestras opiniones; y, si os ha gustado este artículo, podéis compartirlo en vuestras redes para que lo lean familiares y amigos.

Hasta la próxima.


Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License.

«Constructor a la fuga» o Cómo hacerte una casa sin profesionales técnicos

Imagen extraída de www.lasexta.com

Imagen extraída de http://www.lasexta.com

Lo estábamos esperando como agua de mayo; un año después de sentir el rumor de que en la TV buscaban un presentador para un programa de construcción, tipo reality, que se haría cargo de ayudar a las familias a terminar sus casas «a medio hacer».

Pues sí amigos, anoche pudimos verlo cómodamente desde nuestros sofás, «Constructor a la Fuga», la adaptación de un programa americano llamado «Catch a contractor» o Atrapa al contratista. Y he de decir que como espectador no me disgustó del todo. Se me pasó volando el rato que duró y creo que nos ayuda a empatizar con la gente a la que le preparan auténticas chapuzas cuando se ponen a reformar sus viviendas. Pero si sacamos la vena del gremio, el proceso que pudimos ver no tuvo pies ni cabeza y poco o nada se asemeja a la realidad que vivimos los profesionales de este país.

Vayamos al meollo del asunto: una pareja, ambos trabajadores normales, deciden dar el salto habitual en esto de las viviendas y se compran un chalet individual. Ahora mismo recuerdo que se comenta que fueron a una inmobiliaria y compraron sobre plano lo que se iba a convertir en su esfuerzo de 35 años pagando hipoteca.

Pues bien, la vivienda no se llega a terminar porque carecen de cédula de habitabilidad (el «papel» donde pone que esa casa cumple la normativa para ser habitada), y sin ella, no se pueden contratar la luz, el agua o el gas. Hasta aquí, bastante habitual el asunto aunque nos pueda extrañar, ya que hay personas y/o cosas, que se creen que no hacen falta técnicos para construir una casa…

Remate en una cubierta sin técnico que controlase la ejecución

Lo espectacular llega cuando aparece por ahí Antonio, el presentador, y con su martillo varita mágica empieza a darle sin compasión a la «fachada» para encontrarse un par de tableros de aglomerado donde debería haber un muro de cerramiento en condiciones. Se nos encienden todas las alarmas y nos preguntamos dónde estaban los compañeros Arquitecto/a y Aparejador/a cuando el paisano («Iker») estaba levantando la vivienda. Ni estaban ni se les espera porque a mi juicio es el gran error del formato: no mentan para nada que en toda obra nueva de construcción, existen un Director de Obra y un Director de Ejecución. Son los profesionales con titulación habilitante, que deberían estar ahí para controlar el proceso y plantar su firma en un Certificado Final de Obra con el que un Ayuntamiento te otorga la Cédula de Habitabilidad.

Siguiendo con el tema, ya no le extraña a nadie lo que ahí se va sucediendo: grietas en los cerramientos de la parcela, goteras en la cama del niño, un barrizal fuera que poco tiene que ver con un tratamiento de spa… Vamos, lo normal cuando no hacemos las cosas bien desde el principio. El tema interesante viene cuando hay que ir en busca del «constructor a la fuga» y qué mejor manera que preguntar a los paisanetes influencers de la zona (porque preguntando se llega a todas partes). El amigo resultó estar en Talavera (Toledo) viviendo muy tranquilo; porque en este país cuando uno roba está más protegido que cuando es al contrario. El caso es que el contratista pasa del tema y no quiere saber nada del asunto con las cámaras por medio.
El desenlace, como esperábamos, es que el «equipo» de pesadilla en la cocina «constructor a la fuga» moviliza a sus operarios y comienza a reparar/parchear/lavar la cara de la vivienda inicial, haciendo que por fin, la feliz familia, pueda vivir tranquila en su anhelada casa a cambio de pagarle durante 35 años al banco. Así que un poco de pintura por allí, un jardín japonés por allá, y una caldera de pellets que no podía faltar, convierten la chapuza inicial en algo más lógico, como se espera de un espacio que va a servir de vivienda a personas civilizadas. Aquí podéis ver el resultado:

Eso sí, ni rastro de Arquitectos, Aparejadores, Seguridad y Salud, Control de Calidad, Informes de Patologías…, cero contenido técnico en el programa. También es cierto que es algo lógico, ya que en este país cualquiera se mete a constructor, a levantar tabiques o a poner una ventana que aguante un huracán.

Para eso estamos ahora los técnicos y las altas esferas de la arquitectura: hace falta hablar de la profesión, ponerla en valor, comunicar a la población que somos necesarios para que sus obras y reformas tengan cero problemas.

Por lo tanto, vamos a hacer las cosas bien desde cero. Vamos a contratar un Arquitecto que nos haga un buen proyecto, y a un Aparejador que lo acompañe en la obra para velar por la ejecución y la seguridad de los trabajadores. Y vamos a pagarles lo que se merecen, porque si subastamos los encargos entre 40 técnicos, obtendremos lo que hemos visto en el programa: los técnicos (si existían) no se han pasado por allí ni a tomarse un café con el contratista.

Si quieres ampliar el tema, puedes leerte mi serie de post en el blog sobre los secretos de una buena reforma, que también pueden aplicarse a la obra nueva.

Os animo a comentar aquí abajo vuestras opiniones; y, si os ha gustado este artículo, podéis compartirlo en vuestras redes para que lo lean familiares y amigos.

Hasta la próxima.


Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License.

Secretos de una buena reforma en casa (Parte III)

AUNQUE PESE, EL DINERO ES LO QUE IMPORTA

Cuando en nuestra reforma el final se acerca, también llega la hora de liquidar los dineros con nuestro contratista o contratistas. Y amigos, esto que puede parecer un mero trámite, se puede convertir en el peor de los problemas si no tenemos un presupuesto inicial a precio cerrado. Y no digamos si durante el transcurso de los trabajos, nos hemos antojado de ir cambiando todo sobre la marcha: un armario empotrado aquí, unas molduritas de escayola allí, una cenefa de acero inoxidable en la cocina… (qué peligro tienen los catálogos).

Si contamos con un técnico que pagamos nosotros como propietarios, se encargará de medir escrupulosamente la obra ejecutada, y lo más importante, en compañía de las empresas que vayan a facturarnos los trabajos. Así no habrá posibilidad de alegar que no se está de acuerdo con la medición y los 87 m2 de alicatado serán 87 y no 105 como querían hacernos creer «Manolo y Benito». Lo que no se haya hecho, no aparecerá en la factura.

Manolo y Benito reformas

En cuanto a los «extras» que hayamos ido añadiendo a nuestro deportivo piso, tendremos alguien detrás pendiente de haber conseguido un presupuesto previo acorde al mercado y nos evitaremos sorpresas indeseables a la hora de aflojar el monedero (he visto facturas de 1.200 € por mover un tabique ya ejecutado).

Todo esto de tener un técnico en obra suena bien, pero ¿cuánto me cuesta?

Por suerte (o por desgracia), vivimos en un país en el que los honorarios profesionales son libres. Habrá quien nos lo haga GRATIS (a simple vista) y quien nos «avíe» a base de bien porque usa un Porsche para ir a las visitas de obra. Todo depende del volumen a controlar y la complejidad de los trabajos, pero como punto de partida, yo entiendo razonable un porcentaje del 4% sobre el presupuesto de la reforma final. Digamos que te has gastado 20.000 €, ¿te parecería mucho invertir 800 € en una persona que te evite el disgusto de ver una obra terminada con defectos completamente evitables? No sólo eso, porque no dejará que te facturen partidas de más y se paseará en tu lugar por la obra en más de una ocasión.

Estoy convencido de que todo esto que acabo de contarte ni siquiera eras consciente al 100% de que podía hacerse. Pero sí (aunque esté mal que yo lo diga), nuestras funciones más útiles al ciudadano están poco fomentadas desde las altas esferas de la profesión; eso a pesar de pagar un disparate de cuotas mensuales a los colegios profesionales mes a mes, trabajes o estés en casa haciendo punto de cruz.

Por lo tanto, hazme caso y no lo pienses más, contrata un técnico para tu reforma.

Todos hemos hecho de albañiles alguna vez en la vida; pero seguro que el resultado final sin ser malo, era muy mejorable.

hacer tabiques


Quiero manifestar que contratistas buenos hay muchos, con y sin técnicos en su plantilla, por lo que ruego que los buenos profesionales no se den por aludidos a lo que acabo de expresar en esta entrada.

Os animo a hacer comentarios al respecto, y/o a contar vuestras propias experiencias con reformas que hayáis hecho en vuestras viviendas.

De igual manera, me es de gran ayuda si compartís esto en vuestras redes sociales. Pensad que aunque a vosotros no os sirva, puede haber alguien en vuestro círculo que esté teniendo un problema parecido. Lógicamente si gano un cliente, os estaré agradecido y una postal en navidad no se la niego a nadie 😉


Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License.

Secretos de una buena reforma en casa (Parte II)

LA SOLUCIÓN ESTÁ EN TUS MANOS.

En el mejor de los casos, una reunión con el contratista suele ser suficiente. Si tenemos la suerte de no haber abonado aún el total de lo firmado en contrato (si tienes uno), seguro que la chapuza que nos han dejado en casa se solucionará más fácilmente. Si no llegamos a buen puerto, tocará meterse en contenciosos que nos quitarán tiempo, nos darán dolores de cabeza y harán mermar nuestra hucha.

Hucha cerdito

La clave es evitar una reclamación innecesaria, adelantándonos a los acontecimientos. Por ejemplo, contratando la «asistencia técnica» de un profesional durante todo el proceso, tendremos de nuestro lado una persona que nos solucione rápidamente los diversos problemas que presenta cada remate en un trabajo de construcción.

¿Qué nos soluciona un técnico en la obra de nuestra casa?

  • Consejo y orientación inicial. Viene bien que alguien te explique en qué merece más la pena gastarse el dinero. Luego cada uno decidirá lo que quiere personalmente, pero entiendo que tener un punto de vista diferente es un valor añadido. Ahora que además está muy de moda la eficiencia energética, con más razón.
  • Petición de presupuestos. Ya hemos decidido qué vamos a reformar, pero ahora toca buscar quién nos lo hará y comparar las ofertas que tengamos entre sí (4 ó 5 me parece lo adecuado). Además de mirar precios unitarios, conviene estudiar cosas igual de importantes como el plazo de ejecución. No será la primera ni la última obra que tenía que estar acabada en Navidad y por Carnavales nos siguen dando largas.

Ayyyyy amigos, ¡El Plazo! Caballo de batalla entre la Sra. Dorotea y Paco «el chispas»

  • Forma de pago, garantías, valor añadido de mejoras propuestas y demás «cosicas» que unos incluyen y otros no (la letra pequeña, vaya). No hay cosa que peor siente que una llamada para decirnos que hay algo que no estaba previsto y nos va a costar igual que un litro de tinta de la impresora. Son oportunidades para facturar mucho más sobre la marcha a algún confiado propietario.
  • Formalizar un contrato SERIO. Las servilletas de bar están genial para intercambiar un teléfono el día que nos han pillado sin tarjetas de visita, pero contratar unos trabajos que suponen el sueldo de 15 ó 20 meses, no es que requieran un abogado, pero estamos ahí ahí. Tened en cuenta que es preferible plasmar en clausulas las peticiones de ambas partes a que sólo figuren las de el único autor del contrato, habitualmente, el contratista. Si lo firmamos a pies juntillas no podremos exigirle nada cuando queramos reclamar.
  • Elegido el candidato idóneo toca poner el piso patas arriba y empezar a molestar a los vecinos; a los que más, a los que estuvieron el año pasado haciendo obras en su casa. Para controlar que las cosas se hagan bien o mal estará nuestro ángel de la guarda, quien pasará por allí las veces que hagan falta, velando por la correcta realización de los trabajos que estamos pagando con el sudor de nuestra frente. ¿Acaso a un electricista le pagamos con billetes del Monopoly? Pues lo lógico es exigir que los mecanismos que ha colocado estén bien nivelados y que la tapa del cuadro de automáticos sea adecuada a los cánones que se esperan en el siglo XXI.
  • Anticipación y resolución. Si hay un problema, alguien con experiencia suficiente sabrá qué hacer para resolverlo y no perder 3 días en la reforma. Si los huecos de las puertas están pegados a los rincones, alguien nos avisará de que el resultado no va a ser igual de bonito que si movemos un poco el hueco. Si tenemos los tubos de calefacción vistos por los rodapies, alguien nos dará mucho la lata para que invirtamos un poco más y queden empotrados. No lo veo descabellado si hemos sido capaces de irnos 2 meses de casa e invertir 25.000 €, por ejemplo. Lo fácil sería llegar y rematar sin rigor alguno; una vez pintado y terminado, ¿quién quiere romper todo y hacerlo de nuevo? ¿Y quién te garantiza que quedará bien igualmente?

Y queda lo mejor de todo amigos… La liquidación final (valga la redundancia).

Hasta mañana 😀

  • Los secretos de una buena reforma (Parte I)

Quiero manifestar que contratistas buenos hay muchos, con y sin técnicos en su plantilla, por lo que ruego que los buenos profesionales no se den por aludidos a lo que acabo de expresar en esta entrada.

Os animo a hacer comentarios al respecto, y/o a contar vuestras propias experiencias con reformas que hayáis hecho en vuestras viviendas.

De igual manera, me es de gran ayuda si compartís esto en vuestras redes sociales. Pensad que aunque a vosotros no os sirva, puede haber alguien en vuestro círculo que esté teniendo un problema parecido. Lógicamente si gano un cliente, os estaré agradecido y una postal en navidad no se la niego a nadie 😉


Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License.

Secretos de una buena reforma en casa (Parte I)

Quiero retomar las entradas en el blog comentando algo sobre las reformas que hacen los particulares en sus casas; la idea es evitar posibles problemas en el transcurso de los trabajos.

Hace unos días, precisamente estuve visitando una vivienda en la que los defectos de acabado disgustaron a su propietario. Por ello, tuvo que plantearse hacer una pericial para reclamar todo aquello con lo que no estaba de acuerdo.

Error común: por el mero hecho de ser ciudadanos de este mundo y tener dilatada experiencia en eso de vivir en casa, desgraciadamente no lo sabemos todo sobre ella.

Con esto me refiero a que contratar trabajos de albañilería, fontanería, electricidad…, cuyo desembolso económico es considerable, no es algo que cualquiera sepa llevar a buen puerto. Llamar por teléfono a 4 albañiles para pedirles presupuesto no es lo único que hace un profesional que sabe gestionar y llevar obras. Pero en ocasiones, de esto y de pagar, es de lo único que se preocupa un propietario cuando quiere unas obras en su casa. Es común olvidarse de comparar diferentes presupuestos y sacarle punta a lo que no está del todo claro en ellos, que por norma, son varias cosas.

Técnico de Obras

No quiero generalizar, pero me da la sensación de que lo único que se mira y comprueba es el precio final de los trabajos. Falsear unas mediciones en una partida facturada por metros cuadrados puede engrosar mucho la cuenta corriente de un parquetista (con respeto a este colectivo), por el mero hecho de no saber comprobar si las cifras que ahí se marcan son verdad o mentira.

Hablamos de la punta del iceberg. Podríamos meternos con la descripción de cada una de las partidas que vamos a contratar; hablando en cristiano, si vamos a dar yeso, a pintar, a cambiar puertas, etc. Ejemplos:

  1. Medir a cinta corrida no es lo mismo que medir descontando huecos.
  2. Una puerta hecha a medida, con madera maciza de nogal, para nuestra vivienda del s. XIX no es lo mismo que una puerta de aglomerado acabada en papel lacado en blanco. Son diferentes (ambas sirven para pasar de un lado a otro y cerrarse o abrirse) y sus precios tienen poco o nada que ver.
  3. El blanco nieve no es el mismo color que el blanco roto.
  4. Elegir pintura mezclando tinte es algo que puede que hiciera mi abuelo después de la guerra civil, pero a día de hoy, no hay nada más cómodo que una carta de colores; y si necesitas más pintura, mandarla hacer sabiendo al 100% que el color es idéntico.

Y entonces, cuando vemos el resultado final, nos echamos las manos a la cabeza y el resultado dista mucho de parecerse a la casa de nuestros sueños: paredes con el yeso haciendo aguas; ventanas colocadas «de aquella manera»; puertas con un dedo de holgura en el suelo; armarios empotrados vestidos que se convierten en módulos de medidas poco o nada parecidas a nuestro hueco original; replanteo de baldosas y azulejos sin mimo alguno…, ¿sigo?

Las tiras finitas en los suelos se pueden evitar fácilmente

Las tiras finitas en los suelos se pueden evitar fácilmente

Seguro que este y otros muchos problemas os han pasado a vosotros o a alguien de vuestro entorno cercano.

Si queréis saber cómo se solucionan estos desaguisados, no os perdáis la continuación en la próxima entrega.


Quiero manifestar que contratistas buenos hay muchos, con y sin técnicos en su plantilla, por lo que ruego que los buenos profesionales no se den por aludidos a lo que acabo de expresar en esta entrada.

Os animo a hacer comentarios al respecto, y/o a contar vuestras propias experiencias con reformas que hayáis hecho en vuestras viviendas.

De igual manera, me es de gran ayuda si compartís esto en vuestras redes sociales. Pensad que aunque a vosotros no os sirva, puede haber alguien en vuestro círculo que esté teniendo un problema parecido. Lógicamente si gano un cliente, os estaré agradecido y una postal en navidad no se la niego a nadie 😉


Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License.