15/01/2013
En estos tiempos que corren, y más ahora, que estamos metidos de lleno en la “cuesta de enero”, conocer qué posibilidades nos puede ofrecer una instalación de biomasa para ahorrar un dinero en nuestras calefacciones, me ha parecido un tema interesante para exponer unas cuantas ideas generales.
Aunque en nuestro país suena bastante novedoso, las instalaciones de aprovechamiento de la biomasa se llevan instalando desde hace más de 20 años en nuestro territorio. Y si miramos un poco más arriba, hacia vecinos europeos como Italia, Austria ó Alemania, este tipo de instalaciones empezaron a conocerse bastantes años más atrás. Pero quizá, lo más usual o conocido a día de hoy sean los pellets, esa especie de “pienso compuesto” que se está empezando a comercializar, incluso, en las grandes superficies nacionales, en sacos de 15 kg.
¿Qué son los pellets?
Podemos considerar a los pellets como un biocombustible en estado sólido, que se obtiene tras someter a la materia prima a procesos de la trituración, molienda, prensado y secado. Esta materia prima, procede normalmente de los subproductos que se generan en la industria de la madera (aserraderos, carpinterías, factorías de tableros, fábricas de muebles,…). Lo que antes era un residuo con difícil aprovechamiento, se ha convertido en una alternativa real a los combustibles fósiles para calentar nuestras viviendas y edificios terciarios.
Pero no sólo tenemos los pellets dentro del campo de los biocombustibles sólidos. También podemos aprovechar la biomasa en forma de astillas, briquetas, cáscara de frutos secos, huesos de aceituna, leña sobrante de nuestros bosques… Todo dependerá del tipo de instalación que tengamos (astillas en instalaciones industriales, por ejemplo) y de la facilidad para encontrar en nuestra localidad un tipo de biocombustible u otro. En toda la zona de Jaén, lo más económico y sostenible debe ser utilizar el hueso de la aceituna por la gran cantidad de hectáreas de explotaciones de olivos; y en Soria, parece adecuado inclinarse más por el pellet o la astilla, debido a su alto volumen de pinares autóctonos. Eso sí, los criterios de sostenibilidad de cada uno no deben estar reñidos con lo económico, y si encontramos un combustible igual de eficiente y más barato, no deberíamos desecharlo por este motivo.
¿Por qué es más barato quemar biomasa que propano o gasóleo?
No podemos comparar un kilogramo de gasóleo con un kilogramo de pellets, porque aunque su masa sea la misma, su capacidad calorífica es distinta, y su precio ya no digamos…
Para poder evaluar los distintos combustibles de los que podemos obtener aprovechamiento térmico, debemos ir a un dato concreto: su precio por unidad energética producida, es decir, cuántos € nos cuesta producir un kilovatio hora de energía.
En el siguiente listado, obtenido de la Asociación Española de valorización energética de la biomasa (AVEBIOM), podemos ver el coste económico de diferentes combustibles por unidad energética generada:
- Combustibles fósiles
- Gasóleo C: 8,95 c€/kWh
- GLP canalizado: 8,12 c€/kWh
- GLP Butano-propano: 10,51 c€/kWh (bombona doméstica)
- Fuelóleo: 6,66 c€/kWh
- Gas natural: 5,93 c€/kWh (+ coste fijo mensual)
- Biocombustibles(precios en fábrica)
- Pellets saco de 15 kg: 4,51 c€/kWh
- Pellets granel: 3,38 c€/kWh
- Cáscara almendra: 2,22 – 1,27 c€/kWh
- Astilla pino: 1,39 c€/kWh
- Zuro de maíz: 1,29-0,82 c€/kWh
- Electricidad
- Electricidad: 15 c€/kWh (+ coste fijo mensual): precio aproximado actual
Como podemos apreciar en los datos adjuntos, los biocombustibles (biomasa) se encuentran en una posición privilegiada ante los combustibles fósiles. Sólo el gas natural le podría hacer frente por su menor coste inicial de instalación y su menor mantenimiento. Pero el GLP, gasóleo y, por supuesto, la electricidad, tienen totalmente perdida la batalla en términos de producción de calor respecto a las opciones ecológicas. Tampoco debemos olvidarnos de la existencia del término fijo en nuestras facturas de gas o electricidad, el cual nos supone un coste mensual obligado, hagamos o no uso de la instalación.
¿Qué sistemas domésticos puedo instalar en casa para ahorrar con la biomasa?
Si navegamos por internet, podemos encontrar multitud de ellos, de todas las marcas y colores, fabricados en Europa principalmente, aunque, ya se empieza a ver algún fabricante dentro de nuestras fronteras. Algunos de ellos son los siguientes:
- Calderas de biomasa: Podemos sustituir nuestra anterior caldera de gasóleo o gas, por una de biomasa. Tenemos la ventaja de que nuestra instalación será de la calificación energética más elevada posible, pero es un sistema que requiere colocar, además, un silo de almacenamiento para nuestro biocombustible (pellets, briquetas, troncos de leña,…), algo muy difícil en una vivienda en bloque, por poner un ejemplo. No cabe duda que para viviendas unifamiliares o calefacciones centrales comunitarias es la mejor opción a día de hoy.
- Estufas de aire forzado: Básicamente consisten en la típica chimenea cerrada tipo“cassette”(empotradas en un hogar o exteriores), provistas de un sistema eléctrico con función encendido, apagado y/o programable. Funcionan con varios tipos de biomasa (normalmente pellet) y tienen un ventilador que expulsa el aire caliente a la estancia, tras haber elevado la temperatura del mismo gracias al intercambio de calor con las paredes del cuerpo de la estufa. Son un buen complemento para salones grandes donde se hace vida en una casa, ideales también para bodegas o txokos. Nos podemos evitar tener la calefacción principal conectada a 22˚ durante la mayor parte del día y, así, llegar a reducir bastante la factura de la calefacción (entre un 5-7% por cada grado centígrado que se baje el termostato durante las 24 horas del día).
- Estufas de aire canalizables: Son sistemas equivalentes a las de aire forzado, dotadas además de un sistema de conductos especiales. Colocando salidas a otras dependencias, podemos caldear varias habitaciones al mismo tiempo, así como elegir que el aire caliente sólo sea expulsado por el frontal de la estufa. Por ello tienen aplicación posible también en viviendas o locales de más de una planta, en función de la red de conductos que instalemos.
- Termoestufas: también denominadashidroestufas, es un sistema de lo más novedoso. Se puede conectar en paralelo a nuestra caldera existente como apoyo energético, ya que permite calentar el agua que, posteriormente, discurrirá por nuestros radiadores o suelo radiante. Con eso conseguimos que la caldera principal eleve la temperatura del agua unos pocos grados en vez de hacerlo 60 ó 70, obteniendo un beneficio económico loable. Llevan una gran cantidad de sistemas de control electrónico y de seguridad, ya que hacer una instalación híbrida de este tipo requiere la mano de un profesional en la materia, y por ende, esta es su mayor pega, no es tan fácil como las dos estufas anteriores que, a priori, únicamente requieren una toma eléctrica, una salida de humos y una pared libre en nuestro salón.
Como recomendación para todas ellas, es preceptivo informarse con técnicos especialistas o instaladores reconocidos, para que nos orienten sobre qué sistema es el más adecuado a nuestras necesidades.
No hay que olvidarse de que la mejor estufa de pellet mal instalada, a buen seguro, nos dará peor resultado que una estufa económica cuya instalación haya sido ideada y realizada por un profesional de las instalaciones térmicas de biomasa.
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