AUNQUE PESE, EL DINERO ES LO QUE IMPORTA
Cuando en nuestra reforma el final se acerca, también llega la hora de liquidar los dineros con nuestro contratista o contratistas. Y amigos, esto que puede parecer un mero trámite, se puede convertir en el peor de los problemas si no tenemos un presupuesto inicial a precio cerrado. Y no digamos si durante el transcurso de los trabajos, nos hemos antojado de ir cambiando todo sobre la marcha: un armario empotrado aquí, unas molduritas de escayola allí, una cenefa de acero inoxidable en la cocina… (qué peligro tienen los catálogos).
Si contamos con un técnico que pagamos nosotros como propietarios, se encargará de medir escrupulosamente la obra ejecutada, y lo más importante, en compañía de las empresas que vayan a facturarnos los trabajos. Así no habrá posibilidad de alegar que no se está de acuerdo con la medición y los 87 m2 de alicatado serán 87 y no 105 como querían hacernos creer «Manolo y Benito». Lo que no se haya hecho, no aparecerá en la factura.
En cuanto a los «extras» que hayamos ido añadiendo a nuestro deportivo piso, tendremos alguien detrás pendiente de haber conseguido un presupuesto previo acorde al mercado y nos evitaremos sorpresas indeseables a la hora de aflojar el monedero (he visto facturas de 1.200 € por mover un tabique ya ejecutado).
Todo esto de tener un técnico en obra suena bien, pero ¿cuánto me cuesta?
Por suerte (o por desgracia), vivimos en un país en el que los honorarios profesionales son libres. Habrá quien nos lo haga GRATIS (a simple vista) y quien nos «avíe» a base de bien porque usa un Porsche para ir a las visitas de obra. Todo depende del volumen a controlar y la complejidad de los trabajos, pero como punto de partida, yo entiendo razonable un porcentaje del 4% sobre el presupuesto de la reforma final. Digamos que te has gastado 20.000 €, ¿te parecería mucho invertir 800 € en una persona que te evite el disgusto de ver una obra terminada con defectos completamente evitables? No sólo eso, porque no dejará que te facturen partidas de más y se paseará en tu lugar por la obra en más de una ocasión.
Estoy convencido de que todo esto que acabo de contarte ni siquiera eras consciente al 100% de que podía hacerse. Pero sí (aunque esté mal que yo lo diga), nuestras funciones más útiles al ciudadano están poco fomentadas desde las altas esferas de la profesión; eso a pesar de pagar un disparate de cuotas mensuales a los colegios profesionales mes a mes, trabajes o estés en casa haciendo punto de cruz.
Por lo tanto, hazme caso y no lo pienses más, contrata un técnico para tu reforma.
Todos hemos hecho de albañiles alguna vez en la vida; pero seguro que el resultado final sin ser malo, era muy mejorable.
- Los secretos de una buena reforma (Parte I)
- Los secretos de una buena reforma (Parte II)
Quiero manifestar que contratistas buenos hay muchos, con y sin técnicos en su plantilla, por lo que ruego que los buenos profesionales no se den por aludidos a lo que acabo de expresar en esta entrada.
Os animo a hacer comentarios al respecto, y/o a contar vuestras propias experiencias con reformas que hayáis hecho en vuestras viviendas.
De igual manera, me es de gran ayuda si compartís esto en vuestras redes sociales. Pensad que aunque a vosotros no os sirva, puede haber alguien en vuestro círculo que esté teniendo un problema parecido. Lógicamente si gano un cliente, os estaré agradecido y una postal en navidad no se la niego a nadie 😉
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License.